DESAPARECIÓ MIENTRAS ESTABA EN LA DISCOTECA.
La discoteca “La Sal” tiene una historia que vive en la memoria de muchos habitantes del cantón Salinas de la provincia de Santa Elena. Hay quienes dicen que fue un cuento y que ha perdurado en el inconsciente colectivo, haciendo de esto un tema cultural.
Lissette Moreno Célleri ha escuchado la historia de su abuelo: una noche, una joven hermosa, con un vestido color negro, un escote entre sus pechos y unas argollas que pa- recían de oro llegó a la discoteca. Se dirigió a la barra pidiendo un cóctel de piña, luego se sentó en la misma mesa de siempre esperando a que su bebida llegara, en el transcurso de la espera se acercaron varios hombres a pedirle que bailaran con ellos, pero esta se negó, ya que ninguno le llamó su atención.
De repente se percató que un hombre a lo lejos la miraba, era el hombre mejor vestido y más apuesto de toda la discoteca, pues llevaba consigo un traje negro y un reluciente reloj.
Bailaron
Sin dudarlo él optó por acercarse hacia la joven para invitarla a bailar, ella aceptó la propuesta y se dirigieron hacia el centro de la pista de baile.
Ambos llamaban la atención de todos, eran la pareja perfecta del momento, bailaron durante horas sin parar, y mientras se acercaba la media noche, la chica no se pudo contener ante los encantos del atractivo joven y de un momento a otro se empezaron a besar.
Al separar sus labios de tan romántico beso y empezar a abrir los ojos lentamente, la chica es- cuchó gritos ensordecedores y toda la gen- te a su alrededor salía corriendo despavorida, entonces al bajar la mirada la chica se dio cuenta que los pies de su galán se convirtieron en pezuñas como las de un caballo de pronto todo el cuerpo de su compañero sufrió una transformación dejan- do al descubierto su verdadera apariencia como de cabra y humano a la vez.
Para muchos espectadores ese hombre era el diablo. Todos salieron corriendo. De la chica nadie supo nada. Hoy en día la discoteca está clausurada por asuntos ajenos a la historia.
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